sábado, 31 de julio de 2010

Para Dos

Hablando de sus innumerables anécdotas del pasado, Laura comprendió que en cada frase que Jorge esperó mas de lo que en realidad puede ser una persona.
Todos creemos ser reyes de nuestros mundos y vidas, pero en la mayoria de esas veces de altas autoconsideraciones nos dejamos de ver en el espejo y se nos olvida que somos mortales.
Recordó que las altas construcciones, aquellas que casi llegan al cielo y las estrellas, son las mejor planificadas y estructuradas, no son hechas de un dia para otro. Y aun con tantas previsiones la naturaleza las destruye.
Asi somos, organismos perfectamente imperfectos.
Ah! El pasado ya paso.

Mirando sus ojos marrones con cierto dejo impersonal, Jorge beso a Laura.
Eran las tres de la tarde, él acariciaba su rostro haciendo una mueca casi imperceptible de su felicidad. En el lamentable hecho de darse cuenta que la queria al limite de amarla como el sabe que se ama a una mujer, dijo: A que hora te vas a tu casa?.
Ella supo que aquella despedida disfrazada de simplicidad significaba que no queria involucrarse mas de lo que ya estaba previamente establecido. Sonrio ironicamente y respondio: Cuando se me de la gana! Por que? Tienes algun problema con mi presencia?
El adoraba sus respuestas y la violencia u ofensiva que en ellas destacaban.
Siguio tocando su rostro, ella sorprendida por ese dia de tantas manifestaciones fisicas de cariño le dijo con voz aniñada: Te quiero, te quiero tanto que no comprenderias mi querer, que no es amar, pero significa que jamas me canso de estar junto a ti, menos de ser feliz por eso.
El equivocadamente la confundio con un evento del pasado, y creyo muy poco de sus palabras. Pero es demasiado tarde, él amante y soñador, la queria, tanto o mas de como ella decia quererlo a el.
Aunque Jorge llevaba ocho meses construyendo una barrera entre él y Laura, de vez en cuando tapizaba esa muralla con sus fotos. Y aunque Laura era admirada por otros hombres, ninguno de ellos la hacia sentir como Jorge, un hogar en su mirada y un infinito cariño perfecto en sus besos. Y él a pesar de tener preferencias en tipos de mujeres, nunca pudo ni quiso entender por que ella le agradaba tanto.
A pesar de no cubrir con las exigencias que la sociedad establecia en los casos de uniones entre jovenes parejas, se unieron con tanta complicidad que formaron una familia de dos. El y Ella era lo unico que importaria.
Como seres egoistas no compartieron mas de lo que les pertenecia como ellos mismos y lo que estrictamente debian compartir por sentido comun. Ella era especialista en guardarse secretos, tenia demasiados, cada uno mas pesado que el otro, y El llevaba a cuesta muchos resentimientos.
Pese a esto, cuando se veian en soledad, llegaba el descanso, la vida era mas sencilla. Era mejor no hablar.
Su relacion era como la de los ancianos, con sus interminables conversaciones y union de recuerdos, y abrazos llenos de calidez y humanidad pero con el temor de que una repentina desaparicion fisica los separara sin haber vivido mas.
Pero ese temor era la marca de su union, pues tenia fecha de vencimiento, que cualquiera de los dos tenia permiso de colocar. Casualmente se extraviaban los lapices, boligrafos y plumas.
No quisieron curar sus heridas, ni olvidar su pasado, ni pensar en un futuro, pues eso los hacia lo que hoy eran: un amor de verdad, ese que nadie conoce, por no ser rosa, pero es el que da la tranquilidad de saber que siempre se acabara y nunca te atara.

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