miércoles, 30 de junio de 2010

Ayer Hadas, hoy Ninfas

Lucía Fernanda, llamada muy cariñosamente "Lucifer", era la típica muchacha de uniforme almidonado, peinado de dos colas con la raya en el medio siempre perfecta, zapatos relucientes y sonrisa para comercial de dentrífico.

Muy pocas veces se le podía ver con el ceño fruncido. Sus padres dos Médicos Cirujanos especialistas en Cirugía Plástica y Estética, desde el día de su nacimiento le pusieron el armazón, las zapatillas de ballet y el corsé.

Su madre el primer día de su menarquía le informó sobre los cambios corporales venideros, y las posibilidades de corregirlos quirúrjicamente; habló de Botox y de como la ciencia contemporánea y las tradiciones de la abuela iban a hacer de ella una jovencita perfecta.

Su cuarto era tan rosado como el color de sus vestimenta para el baile, sus prendas destacaban con lazos. Lucifer tenia una facilidad despiadada para encajar en cualquier reunión festiva, evento o grupo social. Ella abanicaba sus pestañas e inmediatamente brillaban sus ojos azul tuquesa, que en contraste con sus mejillas siempre cándidas componían una imagen de angel de luz.
Sus compañeras de juegos y en consecuencia, amistades eran los hijos de los miembros de la Sociedad de Médicos.

Cada tarde escuchaba el: "1, 2, 3, posición, arco, puntas, posición", coreado con el Cascanueces. Una mezcla de Francés, Inglés, Italiano, Portugués, Alemán o Japonés convivían en sus tardes de siestas breves, cuando su nana políglota leía un párrafo de cualquier libro recetado por el Psicopedagogo de cabecera.

En su cumpleaños número diecisieis despertó fuera de la hora de rutina, el primer impulso fué verse al espejo, desesperar al buscar en el vestidor algo que le hacia falta esa mañana. Se miró nuevamente en el espejo, no tenía esa sonrisa hoy, hizo una mueca de malestar, sintió hambre, sintio su piel libre de prendas acartonadas, su cabello rubio oscuro estaba suelto y suave, su cuerpo le pareció desconocido, su nariz le advirtió lluvia en el balcón. Estaba sola en casa, desnuda, sin sonrisa, sin la niñera, sin su madre, ni su padre.

Esa mañana el Departamento de Narcóticos de la ciudad de San Felipe Cristiano XX, entró a su casa, se llevó a su padre, mató a su madre y su nana, dejó escapar a sus perros, abrió la puerta de su balcón, hizo que el día se llenara de nubes y liberó del corazón de Lucifer los vacíos incomprensibles de su vida.

A los dieciseis años Lucifer supo que era humana, que no era necesario sonreír siempre, que no sabía que era la amistad ni el amor de familia, que sabía por qué sus padres no se besaban, que no sabía por qué no comía ciertos alimentos, y que la abuela estaba viva e internada en un psiquiátrico, no de viaje por el mundo; que su nana era agente de la CIA y su padre hacía de la cocaína su Imperio de castillos dorados, princípes azules y cuentos de hadas.

A las tres de la tarde ella comía frutas en la cocina desarreglada por los Agentes, luego se puso un bañador, comió del pastel de cumpleaños la frase: "Feliz" y terminó dos botellas de vino sentadada en el césped mojado. Por último nadó en la piscina, observó un rayo y vió volar una cinta rosada tintada de sangre. Entendió que los cuentos que había leído en muchos idiomas, desde este día los llamaría "Cuentos de Ninfas".

lunes, 28 de junio de 2010

Ardid y Mentira

Érase una simple vez, en una ciudad sin nombre, no muy lejana de lo que se consideraría cercano, un Hombre llamado "Ardid" y una Mujer llamada "Mentira". Hablemos de Ardid, él era un sureño del sur del mundo, Mentira del Norte del Sur del mundo. Él de sangre fría y ella de sangre caliente. Él vagabundo de un mundo paralelo, ella arraigada a las bases de unos castillos que había construído por años en las nubes. Él se especializaba en mujeres débiles, ella se especializaba en hacer a los hombres fuertes marionetas personales. Él amaba el frío, y así como su sangre y pensamientos eran calculados milimétricamente por su alter ego al que llamaba "Tom", no desperdiciaba tiempo ni fuerzas; ella era caliente, amante del sexo y de las emociones fuertes, hacia su vida de impulsos y tormentas que aturdían a su alter ego llamada "Amy", quien la hacía perder el tiempo llenándola de inseguridades. Otro día Mentira quiso saber de Ardid, Mentira queria hacer de su semana de ocio algo distinto. Se preguntó que tantas patrañas puedo tener de Ardid, su nombre me atrae quiero jugar. Ardid vio sus senos, su trasero y sus ojos, quiso estar por un segundo en sintonía con su cuerpo, así como ser compañero de los impulsos de Mentira. Mentira le parecía demasiado fácil para ser real.
Mentira es de esas mujeres de armas tomar, sedujo a Ardid, él calentó su sangre por algunos momentos; ella se volvió témpano tres días.
Lo que mas adoraba Mentira de Ardid eran sus ojos y su perfume, su acento sureño, sus labios y su lengua, lo que adoraba Ardid de Mentira eran sus senos, su voz, sus ocurrencias, ese dejo de niña mala, su edad y su aparente inexperiencia.
Un día lluvioso sentados en la orilla de una playa turbia y estresada, las temperaturas de sus cuerpos se equipararon y hablaron de estar juntos por los siglos de los siglos, hasta que la muerte y las leyes lo separaran, o los designios de un Dios en que ninguno de los dos creía, dictaran algo contrario. Ella pregunto: "Ardid, tu nombre es raro, ¿está mal escrito, o tus padres son excentricos?, Él dijo: "¡No, para nada! He pasado por cada aeropuerto y mis papeles no han tenido dificultades". Él preguntó: "¿Y tú Mentira, por qué te llamas así?". Ella respondió: "Mi madre es una gitana por ende, excéntrica".
Analizaron el momento mientras se besaban.
Ella en una frase pretendiendo ser inteligente, dijo:
"La Mentira va de la mano del Ardid"; Él dijo: "El Ardid es el medio de la Mentira".
Ambos en un breve silencio de esos que matan las ilusiones infundadas, se besaron, se miraron a los ojos y pensaron en coro: "¡No me jodas!".
Tom y Amy se enamoraron, Mentira y Ardid dijeron: "¡Andáte a la mierda bien al norte y bien al Sur, que se pudra tu sangre por tu vida llena de mentiras por ser Ardid, y cundida de ardides por ser Mentira"!, exclamaron respectivamente al unísono, mientras los enamorados intercambiaban caretas, aquella Mentira despertó del sueño de irse al sur con el Ardid, y aquel Ardid se olvido del norte por una Mentira.

Doña Juana

Como saber de amores?, Si nubla la razon y el entendimiento.
Como ser especialista en esta dulce lid?, Las probabilidades de ganar son mínimas.
Como desatarse de hilos invisibles que uno mismo ha enmarañado?
Como decir que es distinto?,si el sabor no cambia, asi probemos muchas almas y cuerpos.

Ella recordaba poco de lo que pasaba despues que se acababa el vino,
no veia mucho cuando morían las luces de las velas.
Y en realidad a quien siempre amó fué a si misma,
por eso no le interesaba su amnesia inmediata.

Le parecía poco la humanidad masculina,
pero no habiendo más platos que degustar, solía mentirle a su paladar.
Ella llenaba sus vacíos con halagos, trofeos, medallas por conquistas logradas.
De haber sido francotirador, sería la mas buscada y mejor pagada.

Sencillamente la palabra amor abarcaba su ego,
pensaba: Qué es el Amor?: Yo Soy El Amor.

Tantas veces sus vestidos se humedecieron con lagrimas despechadas,
si veía rastros de cenizas, podrían ser de un hogar destruído por sus encantos,
solo se preocupo por llevar el traje a la tintoreria si era de sus favoritos.

La palabra Voluntad era moldeable en sus palmas.
Una vez sintió algo mas que hormonas, penso que algo estaba mal,
pero solo habia dejado el push up en casa,
el frio hizo lo suyo en su voluptoso pecho.
Se miro al espejo, corrijio su postura y sonrio para su acompañante,
el ruborizado observador de la sutil piloerección emitio un siliente "diosa".

Llevaba un inventario de victimas,
eso le permitia reirse de ellos.
Tenia una caja con fotos y recuerdos, joyas, dinero, poemas y titulos de bienes.
Entendia que habia nacido para ser la figura femenina del Don Juan conocido por todos,
pese a llamarse tan solo Mya.

Amaba que la amaran, amaba la sangre, lagrimas,
amaba el amor que le daban.
Amaba el olor del dinero, del coche nuevo, el color de sus tarjetas de credito,
el tamaño de sus propiedades, el brillo de sus joyas,
y amaba el placer de una mirada enamorada.
Nunca bajaba del pedestal de diva.
Ella modelaba sus tacones y en cada paso se afinaba como la mejor atleta.
Y si besaba, tenia a mano un labial para corregir las fallas.

Engañaba de forma involuntaria.
Nunca decia que no, se permitia excesos.
Pues su peor vicio eran los hombres hermosos.
Y su delirio, hacerlos presas de sus caprichos bizarros.

No fue muy recordada, pero si muy maldecida,
ellos prefieren suprimir el dolor y cambiar a ser una mierda con las demas mujeres.
Siendo lo peor y lo mejor que les podia pasar en sus miserables vidas,
no lo comentarían, nadie mas lo sabría.

Descubrio una vez gusto por hombres de particulares caracteristicas,
debían ser de razas puras, y envueltos en complicaciones existenciales.
Ella los embelecia con su especial candor, sus expresivos ojos pardos,
sus pomulos casi imperceptibles,
sus piernas torneadas, sus finos labios carmin, cabello largo y castaño,
su voz gruesa y elocuente, las anecdotas de sus vueltas por el mundo
y la muy repetida vez que se lanzo en parapente.
Les daba la vida de regreso.
Pero las niñas pierden rapido el interes cuando les presentan un juguete nuevo,
a pesar que la diferencia sea un lazo mas grande o mas pequeño que el anterior.

Entonces se cambiaba de ropa y de peinado,
retocaba sus ojos con un color negro,
rociaba en su vientre su perfume favorito,
sonreia y hacia lo suyo: Ser el Amor Infortunado de un Idiota Desprevenido