martes, 9 de agosto de 2011

Ella

Mariano se preguntó cómo hacía Lorena para pintar de lágrimas, acuarelas.
De besos óleos, de carboncillos estrellas.
Del marfil, arcilla, de la brisa estelas de su perfume floreado de azucenas.
Miraba la sonrisa en una boca desierta de palabras sinceras, sólo pícaras y a veces algo serias.
Cual filósofo y artista que a su musa espera, sentada en la mesa de roble ella tallaba una vela, miles de corazones eran la escena.
Sus uñas cortas, un par de trenzas y unos libros de escuela, fieles amigos, reposaban al lado ignorados por ella.
Ella sabe que Mariano la espera, ella sabe que el amor de su pecho es sólo de ella.


Florecen sólo para mi las rosas tornasol.

Dependencia, obsesión, paranoia, angustia, estrés, desvelos, anhelos y depresión.
Emoción, ilusión, desengaño y el mal sabor de una mentira mal vivida.
Al caminar por una vereda ya conocida, puedes cerrar los ojos ya que la inercia del recorrido te llevará frente al rosal que siempre espera por las lágrimas que le sirven de comida.
Abres los ojos, sientes el sol a tus espaldas.
Hasta en las aguas más salobres hay vida, hasta en la tristeza más profunda cabe una sonrisa.
Descubres que dentro sigue la luz encendida.
Una rosa te habla, te recuerda que ésta es tu casa, sólo que tu estabas perdida.
Independencia, tranquilidad, serenidad, descanso, alegría, paz, tu misma...