lunes, 7 de marzo de 2011

El día cuándo los amados se reúnen y hacen lo suyo: el amor.

En el sublime momento en que los labios dejan la piel,
Y en el irremediable suspiro de añoranza que deja una despedida,
hay una brecha lisa, tenue, sincera de miedos, aún si son acompañados de instantes coloridos, se tornan oscuros al saber de la soledad de otra soledad.
Y en los temores, terribles pesadillas, húmedas por las lágrimas del hecho injusto de la distancia, está sentada una niña que florece pese a las vicisitudes.

No se sabe de donde surge tanto poder, tanta vida y tanta fé, dicen que del amor.

Dos velas ahogándose en si mismas eran las espectadoras de aquél momento en que ellos terminaron la cena. En un día no previsto, en una hora que ningún reloj jamás se atrevió a marcar, estaban los dos envueltos en un sentimiento.

La brisa marina, el sonido de las olas rozando la arena, estrellas, una luna menguante y tres botellas de vino vacías, eran el escenario del encuentro de dos viejos y conocidos amantes.
La vida y las decisiones forjaron armaduras en sus pechos para resguardar sus corazones. Pero ese día un alquimista trabajaba por hacer algo único y hermoso. Él que siempre quiso olvidarla, dejarla, no pensarla; y ella que se esforzaba en no pensarlo, dejarlo, olvidarlo. Tenían sus dedos entrecruzados sobre la mesa, la mirada fija en los ojos del otro, y las ganas de que ese momento fuese eterno.

-"Dicen que no se vive solo de amor, pero cuando se vive en él, las cosas son mas suaves y si la compañía realmente es buena y hace su trabajo: acompaña en el mismo amor, puede ser que funcione, mientras nuestra propia humanidad no lo destruya"- Dijo ella, en tono filosófico.

-"Trato de buscar razones para no quererte, para pensar que eres de mentira, para creer que eres una mala mujer, pero más me cercioro de que me amas, y tu cariño es real, y no teniendo más nada que decirte ni que ofrecerte sino mi cariño también, te acompaño a donde ésto nos lleve"- Respondió él desviando la mirada de sus ojos a sus manos para tomar ambas y besarlas.

-"Nadie nunca ha hecho tantas cosas para demostrar su amor hacia mi, no sé de que planeta eres"-

-"Del mismo planeta que tu, idiota"- Replicó ella con picardía.

-"Me tienes acorralado, no puedo sino quererte"-.

-"¿Y quién te dijo que escapar era una alternativa?"-

Cuatro años intermitentes de espera, de relaciones infructíferas, de llamadas de larga distancia, cambios de domicilio entre varios países, frustraciones, peleas, reconciliaciones, cartas, canciones y poemas, encuentros furtivos, ausencias, presencias, compromisos, hechos de la vida, estaban revelando una cadena de risas mientras ellos decían: recuerdas cuando estuvimos, recuerdas el día, recuerdas aquél...

Había llegado el día en que el destino agotó las excusas de tenerlos separados.
Y donde los cuentos de hadas dicen "Felices por siempre", empezó una nueva historia, cuando lo común es que termine. Ningún autor habla del día después, éste día era el día después de ellos y siempre sería ese día, cuándo los amados se reúnen y hacen lo suyo, la razón misma de la vida: el amor.

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